5 oct 2010

La tienda de los sueños

Leyendo en un blog hablar sobre una tienda muy especial vinieron a mí los recuerdos de ese lugar que también conocí y del que quiero compartir lo que viví, por que ahora ya no está pero sé que era un lugar mágico en que muchos sueños se hicieron realidad.

Scrap Dreams estaba en un lugar escondido de Satélite (por Juaristas), al que llegué por que ahí trabajaba una mujer que me gustaba mucho. Era una tienda que transmitía magia, que transmitía una energía positiva; espero que en algún momento hayas conocido un lugar así, son raras pero siempre llena el corazón conocer esas maravillas.

Pero ésta, aunque parecía chiquita a simple vista, no lo era. Una vez adentro te dabas cuenta que tenía mucho espacio, adentro las ideas y la creatividad podían crecer como en ningún otro lugar, ahí se podían poner en pie y estirarse a sus anchas e incluso, algunas mentes que parecían no tener nada nuevo florecían como si el clima en ese lugar fuera el propicio para el cultivo de las ideas.

Y había muchos personajes: amas de casa, mujeres que buscaban una actividad, señoras "popof" y otras sin serlo pero todas de la misma clase de mujer que quieren despertar. También había algunas desagradables que hasta esas personalidades cambiaban dentro de esta tienda ¿será que la “guía” de todas ellas era una princesa encantadora que entregaba su magia y contagiaba su buen ánimo? Sí, sé que así era.

En esta tienda de sueños el tiempo corría en otra dirección, las mujeres llegaban con sus fotos en bolsas de plástico y salían con hermosos paisajes que adornaban el pasado, pero el pasado se convertía en presente. Los jóvenes se volvían niños y los viejos se volvían jóvenes, las escenas congeladas en color o blanco y negro adquirían la belleza de antaño y el adorono de la añoranza. Las abuelas emocionadas llegaban con las fotos de los nietos esperando que la princesa les enseñara a convertir una calabaza en el recuerdo de "Mi primer disfraz de halloween" (Our lil pumpkin); o la simple foto de un niño en un milagro (miracle) o en nuestro pequeño ángel.

También ahí se vendían a precios accesibles, besos para los niños que acompañaban a sus madres (yo tenía crédito y por ello tenía los beneficios de los niños), se regalaban sonrisas sin distinción con un trato justo y respetuoso. Se entergaba siempre un trabajo comprometido, responsable y, por si eso no fuera suficiente, se enseñaba diseño.

Fue precisamente ahí donde descubrí al amor de mi vida, no la conocí en ese lugar pero fue ahí donde me di cuenta que su brillo era más intenso. Fue ahí, en Satélite, donde sólo yo encontré esa calle que no existe en ningún mapa.

Scrap Dreams creció, y dio paso a una empresa más grande aún: una familia. Ahora el trabajo es igual de intenso, pero las clases cambiaron un poco y ahora se enseña cuidado intensivo de los hijos y el esposo, se hace cocina, se practica la responsabilidad y la educación, se entrena la paciencia, se sigue cultivando la belleza y los modales, se procura la ternura y se acompaña con sonrisas y alegrías.

También se hace scrap: las paredes de esta empresa se adornan con imágenes del pasado que, con unos polvitos mágicos y mucho trabajo, se vuelven presente. Cada nuevo proyecto se convierte en un trofeo para la familia y nuestra sala de juntas tiene ya un lugar reservado en la pared para quien ocupará la silla que estaba vacía.

Tu empresa es un éxito y estamos orgullosos de ti y tus nuevos proyectos.

Hace poco tiempo escribí que me quedé con lo mejor de Scrap Dreams pero... en esa pequeña tienda de una calle que no existe, un día entré y mi sueño se volvió realidad.