12 jul 2011

Ratatouille

Son las 3:27 de la mañana y acaba de terminar "Ratatouille", una película encantadora, mágica, que explica lo mismo que yo siento cuando una sensación o un momento o, como en la película, un sabor me lleva instantáneamente a recordar toda una escena en mi pasado, y además siempre es a los buenos recuerdos.

Así pues mi mujer ha bautizado todos esos eventos como "un ratatouille", por ejemplo: unas aparentemente simples tortas de papa, si están bien preparadas me provocan "un ratatouille"; o las tortas de espinca rellenas de queso; o una canción de Eydie Gorme y Los Panchos; o un momento sentado bajo la sombra de un árbol.

Cada que veo el momento en que le sirven su plato a Ego, se me hace un nudo en la garganta y pienso en la artista que tenía en mi casa cuando era un niño y en cómo me hacían vibrar sus creaciones, los que tuvieron la oportunidad de probar aquella cocina no me dejarán mentir.

Ego escribió:
"La vida de un crítico es sencilla en muchos aspectos. Arriesgamos poco, y tenemos poder sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su servicio a nuestro juicio. Prosperamos con las críticas negativas, divertidas de escribir y de leer, pero la triste verdad que debemos afrontar, es que en el gran orden de las cosas, cualquier basura tiene más significado que lo que deja ver nuestra crítica.

Pero en ocasiones el crítico sí se arriesga cada vez que descubre y defiende algo nuevo. El mundo suele ser cruel con el nuevo talento. Las nuevas creaciones, lo nuevo, necesita amigos.
Anoche experimenté algo nuevo, una extraordinaria cena de una fuente singular e inesperada. Decir sólo que la comida y su creador han desafiado mis prejuicios sobre la buena cocina subestimaría la realidad, me han tocado en lo más profundo.
En el pasado, jamás oculté mi desdén por el famoso lema del Chef Gusteau: “cualquiera puede cocinar”. Pero al fin, me doy cuenta de lo que quiso decir en realidad. No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado.

Es difícil imaginar un origen más humilde que el del genio que ahora cocina en el restaurante Gusteau y quién, en opinión de este crítico, es nada menos que el mejor chef de Francia.

Pronto volveré a Gusteau hambriento".

Anton Ego.
Lo más increíble es que No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado, y yo me encontré con una nueva chefcita. Lo digo con sinceridad y además con orgullo, mi mujer es una extraordinaria, una increíble y genial chef.

Güera, ¡sorprendeme!

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